El sold out en Las Ventas confirmó la expectación por el artista oscense que mezcló nostalgia bakala con la frescura de un sonido actual
Hace muchos años, más concrectamente en la época de los 90, cuando la música se vivía con el corazón acelerado, comiendo bien de bombo y los altavoces eran un accesorio más del típico Ford Fiesta XR2, nacer en la escena bakala no era solo una elección: era una declaración de intenciones. La mítica Ruta del Bakalao brillaba con una intensidad que desafiaba prejuicios, alimentando almas sedientas de ritmos frenéticos y melodías que te pegaban directamente en el pecho.
En ese contexto, donde ser auténtico y destacar era un poco díficil, Andres Campo decidió no solo formar parte de la historia, sino escribirla con su propio lenguaje musical.
Sobre las 12 de la mañana del sábado pasado, justo comenzando febrero, dejando atrás ese enero que tan largo se nos ha hecho, mientras el recinto de Las Ventas se iba transformando en una auténtica pista de baile, nos sentamos a charlar con Andres en nuestro nuevo podcast sábado histórico y como su propio nombre indica, efectivamente fue un sábado histórico (valga la redunbancia).
Y como todos nuestros últimos podcast con artistas, la conversación fue más allá de la típica entrevista; en ella pudimos descubrir muchas curiosidades sobre esta gira y cómo de bakala es este DJ. Con la naturalidad que lo caracteriza, Andres nos habló del origen de Alma Bakala, un concepto que nace de la necesidad de reencontrarse con su esencia, de abrazar sin complejos sus raíces musicales. Alma Bakala es, en ese sentido, un acto de resistencia y un homenaje a aquellos días en los que la música electrónica era más que un género: era un refugio, una forma de vida.
A media tarde, Hivernacle Madrid, esta fiesta más que conocida ya entre los que eso de la siesta no les va, si no que prefieren marcarse un buen tardeo electrónico, ubicada en el emblemático set de la Plaza de Toros de Las Ventas, se transformó en un invernadero de emociones y luces hipnóticas. Las entradas volaron, dejando claro que la expectativa estaba por las nubes. Y Andres Campo, o mejor dicho, Kuki, no decepcionó.
Desde el primer beat, quedó claro que esa no sería una sesión convencional. Pinchó más como Kuki que como Andres Campo, algo que el público ansiaba, pero sin olvidar esos himnos que nunca fallan. Su famoso ‘Demente’ con Ada Byron se podría decir que fue de lo más actual sonado aquella tarde, pero algunos de los temazos más destacados con sonido dosmilero fueron ‘In África’ de Derb o ‘Five Seconds‘ de Metro Bass.
Las visuales fueron otro viaje en sí mismas, cortesía del videojockey Héctor de la Puente. Imágenes impactantes, algunas incluso rozando lo obsceno, pero sin perder ni un ápice de esencia ni de gracia. Parkineo, destellos de una época que se niega a morir y una estética que desafiaba las normas mientras rendía homenaje al legado bakala. Era como si cada visual fuera un guiño al pasado, un homenaje a aquellos días de libertad sin filtros.

Nuestro amigo más bakala no pudo iniciar mejor el mes de febrero, el primer show del tour se proclamó con un éxito rotundo colgando el cartel de sold out. El público de Andrés en Las Ventas era levemente más mayor de lo habitual, lo cual era de esperar, ya que muchos nostálgicos no quisieron perderse la oportunidad de revivir los inicios de Kuki.
Nos esperaba una jornada de siete horas de puro baile, un set largo y tendido de esos que tanto le gustan al oscense. Es sin duda su especialidad, y bien lo sabían los asistentes, ya que desde que se abrieron las puertas la energía se palpó de manera contundente. La tarde se inició con el sonido más ‘makinero‘, haciéndose notar cada vez más el ascenso de bpms y comenzando una exquisita selección musical combinado con sus primeras producciones.
La conexión que estableció desde el minuto uno hasta que dio la media noche, fue totalmente mágica, en ningún momento nadie paró de bailar, y demostró que su música no solo se escucha, se siente. En ocasiones Andrés, pero con la picardía de Kuki, sin importar con cual estilo te identifiques más, nos ofreció el cóctel perfecto reventando de forma potente los bombos.
Las cantaditas no faltaron, ni tampoco el viaje en el tiempo hacia los años 90s y 00s gracias a ello, rompiendo la pista, y de qué manera… Absolutamente nadie dejó de bailar, pero tampoco de sonreír. En resumen, el mejor sonido remember y techno más cañero estuvo presente en Las Ventas, sumergiendo durante siete intensas horas al público en un torbellino de emociones. Un sobresaliente para Andrés pero la mención de honor se la llevó Kuki. Porque hay noches que no se cuentan; se viven. Y esta fue una de ellas.
Comentarios